sábado, junio 17, 2006

TU AUSENCIA Y MI DESTINO

Bajo la mañana me conformé
mirando la niebla que huía de sí misma.
Más tarde la noche inundó los caminos
y sobre mi última morada
mi voz enferma quiso tocar el viento.

Una penumbra se internó en mis ojos
y un mar de lágrimas se vació sobre
mi pecho.

Sentí tu ausencia que huyó
tras la lluvia,
y el frío que dejabas
entraba por mi piel
y quería arrancarme el alma.

Juan Ramón Justiniano
(Breve Poesía Cruceña I)

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